"Nativo
americano no es la sangre;.. Es lo que está en el corazón, el amor por la tierra, el
respeto por ella, y por los que la
habitan, el respeto y reconocimiento de las energías, de
los espíritus y de los ancianos, es una
cultura interior, una sabiduría. Eso es lo que es ser indio”.
En el año 1855, La tribu India Dwamish, viendo que estaban
condenados a desaparecer, dejaron escrito que cuando el último Hombre de piel
Roja haya desaparecido, y la memoria de su tribu se haya convertido en un mito
entre los hombres blancos, en la Tierra, existirán hombres que lleven el
espíritu y el alma invisible de los muertos de las tribus americanas, aunque hayan
nacido blancos y bajo diferentes culturas de lugares distantes. Habrá seres
humanos que lleven el espíritu reencarnado del indio. Se les conocerá por su
espíritu libre, por el amor a la Tierra, por el respeto a sus ancestros, su
amor a los animales, y su voluntad para seguir adelante creyendo firmemente en
lo que su interior les dicta. Ellos vendrán con leyes aprendidas y se
encontraran con otros seres humanos, que como ellos, se rigen por su interior
de manera innata, sin seguir religiones ni aprendiendo en escuelas, lo que la
experiencia y la propia Naturaleza les han transmitido.
Estas son algunas de las frases que recogen estos pensamientos:
“Cuando el último Hombre Rojo haya
perecido, y la memoria de mi tribu se convierta en un mito , estas playas, estos bosques y las
futuras ciudades se llenaran de los muertos invisibles de mi tribu.
Cuando los hijos de tus hijos se crean solos en los campos, tiendas o el silencio de los bosques sin senderos, ellos no estarán solos.
Por la noche, cuando las calles de las ciudades estén desiertas, se llenarán con una multitud de fantasmas indios que protegerán la Tierra a través de seres elegidos, y el hombre blanco nunca estará solo.
Se justo y trata a la gente con mi bondad, porque los muertos no son impotentes.
Muertos, he dicho? NO HAY MUERTOS, SOLO UN CAMBIO DE MUNDOS”.
Tribu india en 1855 Dwamish
Cuando los hijos de tus hijos se crean solos en los campos, tiendas o el silencio de los bosques sin senderos, ellos no estarán solos.
Por la noche, cuando las calles de las ciudades estén desiertas, se llenarán con una multitud de fantasmas indios que protegerán la Tierra a través de seres elegidos, y el hombre blanco nunca estará solo.
Se justo y trata a la gente con mi bondad, porque los muertos no son impotentes.
Muertos, he dicho? NO HAY MUERTOS, SOLO UN CAMBIO DE MUNDOS”.
Tribu india en 1855 Dwamish
Afortunadamente, quedan seres humanos que alimenten así a los cachorritos -Art of TSOGOO- |
El enfoque de nativos americanos a la vida aparece la
libertad tanto un fuerte y
profundo amor por la naturaleza y el respeto por la vida, la fe en el enriquecimiento de un Poder Supremo, y los principios de verdad, la honestidad, la generosidad, la
equidad y la fraternidad, las bases de las relaciones terrenales.
Los Nativos Americanos, enfocan la vida desde la Libertad y
desde el profundo Amor por la Naturaleza y el Respeto a la Vida.
Sus principios son; la verdad, la honestidad, la generosidad, la
equidad, y la fraternidad. Esas son las bases de las relaciones terrenales.
Una de las leyes de la Naturaleza implica mantener las cosas
limpias, especialmente al agua.
Preservar la pureza del agua es una de las principales reglas de
la vida.
Toda muestra de vida en la Tierra está relacionada con el Agua
pura, sin embargo, seguimos contaminando con nuestra basura y venenos.
Las leyes de la Naturaleza se burlan de las leyes de los
hombres. La ley natural nos persigue para que corrijamos nuestros errores y
volvamos a “la fuente”.
Ir contra la Naturaleza tiene serias consecuencias.
Si contaminas y matas la pureza del Agua, matas la vida que
depende de ella, y por consiguiente, la tuya propia.
Las leyes de la
Naturaleza son las leyes del sentido común.
En la Naturaleza
se encuentra la ley del respeto.
Si no respetas la
Tierra, la destruyes. A veces, al hombre se cree que fue creado para dominar,
pero la palabra clave, para la que fue creado, al igual que todo en la
Naturaleza, es; RESPETAR
El único poder
que debe tener el hombre, por un tiempo, es el de no explotar la Tierra, pero
si supervisar lo que pasa en ella.
El hombre no tiene privilegios o poder sobre
la Tierra, sólo responsabilidades de GUARDIÁN
El verdadero
Guardián, el hombre de espíritu Indio, pisa la Tierra descalzo, para sentir la
energía de ·la fuente· y de los ancestros que la cuidaron antes que él.
Al andar sobre la
Tierra debemos tener la mayor consideración, ya que quienes yacen debajo de
ella, nos mira, y observan si consideramos lo que ellos hicieron, y si tenemos
en cuenta que tras nosotros llegaran nuevas generaciones, y debemos velar por
ellos.
He recuperado un
fragmento de la Sabiduría India de la tribu Duwamish (Gente del Interior). Pertenece a la carta,
que el Jefe Indio mandó al presidente de los EEUU;
En el año 1854 Franklin
Pierce, presidente de los Estados
Unidos, propuso comprar las tierras a las tribus Dwamish y Suquamish. Estas
tribus vivían en la ribera oriental , dentro del actual estado de Washington ,
cuya capital es Seattle(nombre dado en recuerdo del jefe indio). Eran pequeñas
tribus, y en 1855, junto con otras
tribus de la zona, se vieron obligadas a firmar el tratado de Port Elliot, por
el cual se sometían a las restricciones impuestas y se veían obligados a
abandonar sus tierras. Antes de someterse, Seattle, el Jefe de los Dwamish y
Suquamish, se dirigió a Franklin Pierce, el gran Jefe de Washington, para
exponer su visión de la cuestión que se le planteaba, la compra de las tierras,
tan incomprensible para ellos. Su discurso, en el cual hace una descripción de
su propia concepción de la vida y de su propia manera de vivir, tan contrapuesta
a la de los colonizadores blancos, que con el discurrir del tiempo continua
exactamente igual de viva y vigente, y
por desgracia, exactamente igual de poco escuchada y meditada.
Fragmento:
…”¿Cómo puede ser comprado o vendido
un cielo, o el calor de la tierra? Se nos hace extraña esta idea. No son pues nuestros
la frescura del aire, ni el centelleo del agua. ¿Cómo podrían ser comprados? Lo
decidiremos más adelante. Tendríais que saber que cada pedazo de esta tierra es
sagrado para mi pueblo. Cada brillante hoja de pino, cada ribera arenosa, la
bruma en medio de las arboledas, los claros y el zum-zum de los insectos, son
sagradas experiencias y memorias de mi pueblo. La savia que sube por los
árboles lleva recuerdos del hombre piel roja. Los muertos del hombre de piel
blanca olvidan su propia tierra cuando comienzan el viaje en medio de las
estrellas. Nuestros muertos nunca se alejan de la tierra, ya que es su madre.
Somos un pedazo de la tierra, y a la vez, ella es un pedazo de nosotros. Las
flores perfumadas, el ciervo, el caballo, el águila majestuosa, todos ellos son
nuestros hermanos. Las rocas de las cumbres, los prados húmedos del rocío, el
calor corporal del potro, todos somos una misma familia. Por esto, cuando el
gran Jefe de Washington nos hace saber que nos quiere comprar las tierras, es
demasiado lo que nos pide. Dice que nos reservará un sitio en el cual nosotros
podremos vivir apaciblemente. El nos hará de padre y nosotros seremos sus
hijos. Hemos de pensar su ofrecimiento. No se nos presenta nada fácil, pues las
tierras son sagradas. El agua chispeante que corre por los ríos y riachuelos no
es sólo agua, sino también la sangre de nuestros antepasados. Si os vendiésemos
estas tierras tendríais que recordar que son sagradas y deberíais enseñar a
vuestros hijos que los reflejos misteriosos de las aguas claras narran los
acontecimientos de la vida de mi propio pueblo. El murmullo del agua es la voz
de mi padre y de mi madre. Los ríos son hermanos nuestros, porque nos liberan
de la sed. Los ríos arrastran nuestras canoas y alimentan a nuestros hijos. Pero
sabemos que el hombre de piel blanca no puede entender nuestra manera de ser.
Le da lo mismo un pedazo de tierra como otro, porque es como un extraño que
llega de noche a sacar de la tierra todo aquello que necesita. Para él la tierra
no es su hermana, sino una enemiga. Cuando ya la ha hecho suya, la menosprecia
y continúa caminando. Deja detrás de si las sepulturas de sus padres y parece
que le duela. No le duele desposeer la tierra de sus hijos. Olvida la tumba de
sus padres y los derechos de sus hijos. Trata a la madre tierra y al hermano
cielo como si fueran objetos que se compran y se venden, como si fueran
corderos o collares. Su inmensa hambre devorara la tierra, y detrás de si nomás
que dejará un desierto. No lo podemos entender. Nosotros somos de otra manera.
Las ciudades vuestras llenan de tristeza nuestros ojos. Puede ser es así porque
el hombre de piel roja es salvaje y no puede entender las cosas. No hay ningún
sitio tranquilo en las ciudades del hombre de piel blanca, ningún sitio donde
se pueda escuchar en primavera como se abren las hojas de los árboles o el
murmullo de las alas de los insectos. Puede ser que me lo parezca porque soy
salvaje y no comprendo bien las cosas. El ruido de la ciudad nos hiere en los
oídos. ¿Y en el fondo, que clase de vida tiene el hombre si no puede escuchar
el grito solitario del halcón o las discusiones nocturnas de las ranas a la
orilla de la balsa?. Soy hombre de piel roja y no lo puedo comprender. A los
indios nos agrada el suave murmullo del viento sobre la superficie del lago, y el
aroma de este aire purificado por la lluvia del medio día o perfumado por el
olor de los pinos. El aire tiene un valor inestimable para el hombre de piel
roja, ya que todos los seres comparten un mismo aliento. El animal, el árbol,
el hombre, todos respiramos el mismo aire. Pero el hombre de piel blanca no se
da cuenta del aire que respira. Como si fuese un hombre que hace días que
agoniza, no es sensible a los olores. He visto búfalos a millares pudriéndose
abandonados en las praderas. Desde el caballo de fuego sin pararse, el hombre
de piel blanca les disparaba. Soy salvaje, y no entiendo porque el caballo de
fuego vale más que el búfalo, al cual nosotros solo matamos con tal de
sobrevivir. ¿Qué sería de los hombres sin los animales?. Si todos los animales
desaparecieran, el hombre también moriría con gran soledad de espíritu. Porque
todo aquello que pasa a los animales bien pronto le sucede también al hombre.
Todas las cosas están enlazadas. Hace falta que enseñéis a vuestros hijos que
la tierra que pisan es la senda de los abuelos. Respetarán la tierra si les
decís que está toda llena de la vida de los antepasados. Hace falta que
vuestros hijos sepan, igual que los nuestros, que la tierra es la madre de
todos nosotros. Que todas las agresiones que padece la tierra inevitablemente
las han de padecer sus propios hijos. Cuando los hombres escupen a la tierra,
se están escupiendo ellos mismos. Sabemos una cosa: la tierra no pertenece al
hombre, es el hombre quien pertenece a la tierra. El hombre no ha tejido lared
de la vida, no es más que un hilo. Está tentando la mala suerte si logra romper
la red. El dolor de la tierra reconvierte, por fuerza, en dolor para sus
propios hijos. Estamos bien seguros. Todo está enlazado como la sangre de unimisma
familia. No tiene importancia donde pasemos el resto de nuestros días, somos
pocos. Algunas lunas, algunos inviernos, y ninguno de los hijos de las grandes
tribus que vivían sobre la tierra saldrán para lamentarse de una gente que tuvo
esperanza. A los hombres de piel blanca les puede pasar lo mismo y puede que
pronto. Ni tan sólo el hombre de piel blanca, que habla y pasea con su propio
Dios amistosamente, puede rehuir el destino común. Puede ser, que sea verdad,
que somos hermanos, ya lo veremos. Sabemos una cosa, que puede que vosotros
descubráis algún día, que nuestro Dios es el mismo que el vuestro. Puede ser
que penséis que tenéis poder por encima de Él y a la vez queréis tener poder
sobre todas las tierras. Pero eso no es posible. El Dios de todos los hombres
se compadece igualmente delos de piel blanca y de los de piel roja. Esta tierra
es muy apreciada por su creador y maltratarla sería una grave ofensa. Los
hombres de piel blanca también sucumbirán, y puede ser antes que el resto de
las tribus. Si continuáis ensuciando vuestro lecho, una noche os ahogaréis en
vuestro propio desierto. Pero veréis la luz cuando llegue la última hora, y
comprenderéis que Dios os condujo a estas tierras y os permitió su dominio con
algún propósito especial. Este destino es de verdad un misterio. No podemos
comprender que pasará cuando los búfalos sean exterminados, los caballos salvajes
amansados, los rincones secretos de los bosques saturados por el aliento de
tantos hombres, y cuando por encima de los verdes cerros tropiece por todas
partes nuestra mirada con las telarañas de los hilos de hierro que llevan nuestra
voz.
¿Dónde estará la espesa arboleda?
Habrá desaparecido. ¿Dónde estará el águila?. Habrá desaparecido. Se acabará la
vida y comenzará la supervivencia. La esencia de la vida se habrá extinguido.
Nosotros podríamos comprender algo, si supiésemos que es lo que el hombre de
piel blanca anhela. ¿Qué piensa explicar a sus hijos en las largas noches de invierno?.
¿Qué visiones arden dentro de sus pensamientos? ¿Qué futuro desea?. Pero
nosotros somos salvajes. No podemos saber los sueños del hombre de piel blanca,
y por eso hemos de seguir nuestro propio camino. Cuando el hombre de piel roja
se desvanezca de la tierra y su memoria sea nada más que la sombra de una nube
que atraviesa las praderas, estas riberas y estos prados aún estarán
impregnados del espíritu de amor a la tierra de mi gente, de la misma manera
que un niño recién nacido estima los latidos del corazón de su madre. Si
vuestro Dios es el mismo que el nuestro. Y ni el hombre de piel blanca puede
rehuir el destino común”
Espero que tras
la lectura de este fragmento de la Sabiduría de los Nativos Americanos, podamos
darnos cuenta de la vigencia de las emociones, los sentimientos, y la autenticidad
de una cultura que sigue las leyes de la madre Tierra.
Por suerte, tenemos entre nosotros,
personas, seres humanos, que siguen las leyes del Universo, las del Corazón,
las de los Ancestros, dejándose llevar por la Sabiduría Interior, por el Amor a
la Tierra, por el Respeto. Son los verdaderos GUARDIANES de la Tierra, del Arco
Iris, del Paraíso, de la Sabiduría.
Lourdes Prat - Ver este articulo publicado en; http://www.esscube.it/espana_y_andorra/
La imagen que ilustra el artículo es una obra realizada en óleo por artista Tsogtbayar. Si quereis conocer su trayectoria, y disfrutar de sus maravillosas obras, os podeis dirigir a esta web: http://artoftsogoo.weebly.com/index.html
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