miércoles, 19 de febrero de 2014

LECCION...PARA PENSAR

Un chico de 24 años viendo a través de la ventana del autobus gritó: “¡Papá, mira los árboles como van corriendo detrás!” el Papá sonrió y una pareja de jóvenes sentados cerca, miro al joven de 24 años con conducta infantil y murmuraron que ya estaba viejo como para andar diciendo eso de pronto, otra vez exclamó: “¡Papá, mira las nubes están corriendo con nosotros!” “La pareja no pudo resistirse y le dijo al anciano: ““¿Por qué no llevas a tu hijo a un buen médico?”” El anciano sonrió y dijo: “ya lo hice y apenas estamos viniendo del hospital, mi hijo era ciego de nacimiento, y hoy por primera vez puede ver”, la pareja de jóvenes quisieron tragarse lo que habían dicho… Cada persona en el planeta tiene una historia. No juzgues a la gente antes de que realmente los conozcas. La verdad puede sorprenderte.

 

domingo, 2 de febrero de 2014

CAMINO DEL CORAZÓN

Cualquier cosa que hagas en la vida,
hazla lo mejor que puedas
con tu corazón y con tu mente.

Y si lo haces de esa manera,
el Poder del Universo vendrá en tu ayuda,
si tu corazón y tu mente están Unidos. 

Cuando uno es miembro del Círculo de la Gente
uno debe ser responsable,
pues Toda la Creación está relacionada,
y el dolor de uno es la herida de todos,
y el honor de uno es el honor de todos,
y todo lo que hacemos afecta a todo el Universo. 

Y si lo haces de esta manera,
es decir, si verdaderamente unes
tu corazón y tu mente como Uno Solo,
cualquier cosa que pidas, así será.




 

sábado, 1 de febrero de 2014

SABIDURIA BUDISTA - Cuento-.

Un cuento lleno de enseñanza, desde el Rincón del Tibet:

Dos monjes budistas iban viajando juntos y tenían que atravesar un río caudaloso, en la orilla estaba una mujer que les pidió porfavor que le ayudaran a cruzar, pues ella no podía hacerlo por sí sola.

Uno de los monjes, obedeciendo las reglas de su Orden que prohibía a los monjes hablar o tocar a cualquier mujer, la ignoró y atravesó el río.
El otro monje se compadeció de la mujer, la cargó en brazos y la llevó al otro lado del río, donde se despidió de ella y luego los dos monjes continuaron su viaje.
Durante el camino el monje que cumplió las reglas iba enfadado, recordando lo que había hecho su compañero.

Tras muchas horas de viaje y muchos kilómetros recorridos el primer monje seguía pensando en lo ocurrido y cuando no aguantó más su enojo, le reclamó a su compañero por haber desobedecido las reglas, por arriesgarse a ser expulsado, por haber deshonrado a su congregación.

El segundo monje le respondió:

“Yo dejé a esa mujer a la orilla del río, tu por qué sigues cargando con ella?”

Abraham Abulafia, con Mario Sabán