miércoles, 9 de octubre de 2013

CADA ORGANO DAÑADO RESPONDE A UN SENTIMIENTO


     



    Christian Flèche, psicoterapeuta, padre de la teoría de la                               descodificación biológica






El cuerpo es nuestra herramienta de curación?

Yo era enfermero en un hospital de Normandía y observe que pacientes con la misma 

enfermedad, tratamiento y doctor evolucionaban de manera muy diferente.

Bueno, cada uno es cada cual..
.
Exacto, mi hipótesis es que las enfermedades son una metáfora de las necesidades físicas y

emocionales de nuestro cuerpo. Cuando no hay una solución exterior a esa necesidad, hay

una solución interior.

¿Eso es para usted la enfermedad?

Sí, una solución de adaptación. Cada órgano del cuerpo quiere satisfacer su propia función, es 

decir, atrapar oxígeno, alimentos... Si el cuerpo quiere comer, pero en el exterior hay guerra

 y no lo consigue en un plazo razonable, se produce un shock.

¿Nace el conflicto?

Sí, el inconsciente inventa una vía suplementaria de supervivencia: un síntoma, que es una

 solución o una tentativa de solución inconsciente e involuntaria a ese shock vivido. En ese

 caso, el miedo a morir de inanición atacaría el hígado.

Póngame otro ejemplo.

Una persona que siempre tiene prisa puede desarrollar un nódulo en el tiroides, que envía

 más tiroxina y aumenta el metabolismo del cuerpo, eso la hará más rápida.

Pero tener prisa es psicológico.

Todo lo que captamos a través de los cinco sentidos, de los captadores neurovegetativos que

 vienen del interior del cuerpo, lo que pensamos o imaginamos, se traduce en realidad

 biológica.

¿Y provoca un síntoma?

Si no hay una solución concreta y consciente, sí. De manera que si escuchamos algo muy

desagradable que nos afecta podemos tener acidez de estómago. Y hay algo muy importante

que tener en cuenta.

Dígame.

El cerebro no distingue entre lo real o lo imaginario. Un trozo de limón en la boca o la idea de 

un trozo de limón en la boca provocan la misma salivación. En función del sentimiento

particular, el shock afecta a una zona precisa del cerebro, visible por el escáner, a un órgano

 y a una realidad energética.

¿Realidad energética?

 Somos una unidad compuesta de cuatro realidades inseparables: orgánica, cerebral, psíquica 

y energética. No hay ni una sola célula del cuerpo que escape al control del cerebro, y este no 

escapa al control del pensamiento, consciente o inconsciente; de manera que ni una célula del 

cuerpo escapa al psiquismo. Un shock siempre va acompañado de un sentimiento personal

 que repercute en los cuatro niveles biológicos.

¿Y es irreversible?

 Cuando encontramos la solución esos cuatro niveles sanan simultáneamente. Una paciente

 tenía dolor en el hombro. "¿Desde cuándo?", le pregunté. "La primera vez estabas sola con

 mis hijos" "Si estas con tus hijos, no estás sola, ¿quién falta?" "Mi marido que nunca está, yo

 necesito estar arropada". Cuando lo reconoció, el dolor desapareció.


A lo largo de un día no satisfacemos todas nuestras necesidades 

fundamentales.

Cuando no las satisfacemos, nace una emoción. Si esa emoción se libera en el exterior bajo

una forma artística, a través de la palabra, el baile o los sueños... todo va bien. Cuando el

acontecimiento no está expresado, queda impreso y el cuerpo será el último teatro de ese

evento.

¿Todo conflicto provoca enfermedad?

No, es necesario que sea dramático, imprevisto, vivido en soledad y sin solución. Cuando se

dan estos cuatro criterios, el trauma se manifestará a través de la biología.

¿Distintas emociones corresponden a distintos órganos del cuerpo?

Sí, todo lo que tiene que ver con la epidermis responde a conflictos de separación; el

esqueleto, a una desvalorización; la vejiga corresponde a conflictos de territorio. Para las 

mujeres diestras, problemas en el seno y hombro izquierdos corresponden a problemas con

los hijos y viceversa para las zurdas; los desajustes en el seno y hombro derechos 

corresponden para las diestras a problemas con la pareja y viceversa.

¿Estómago e intestino?

 No tener lo que se quiere y no poder digerir lo que se tiene corresponde al duodeno y

 estómago. El colon corresponde a un conflicto asqueroso, podrido. En el recto están los

 problemas de identidad: "No me respetan y me dejan de lado". Los riñones es la pérdida de

 puntos de referencia. Los huesos: grave conflicto de desvalorización...

¿Lo adecuado para estar sano?

 Revalorizar las emociones, ser consciente de las emociones y expresarlas, es decir: bailar

 más a menudo. La gente está mucho tiempo en lo emocional pero son emociones

 procuradas: fútbol, cine... Un malestar compartido disminuye a la mitad, continúa

 compartiéndolo y acabará desapareciendo. Una felicidad compartida se multiplica por dos.

La ira y la violencia se expresan a sus anchas.

Un hombre tiene miedo, el miedo produce rabia, y la descarga enfadándose con su mujer.

Cuando estamos en contacto con la emoción auténtica, se transforma; cuando lo estamos con 

la emoción de superficie, no hay cambio. Si el hombre se dice: "Lo que tengo es miedo", su

miedo disminuye a la mitad. Hay que tomar conciencia de uno mismo.








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Abraham Abulafia, con Mario Sabán