El espíritu del guerrero no está templado para la entrega o la queja, ni para ganar o perder, sino para luchar, y cada acto lo convierte en su última batalla sobre la Tierra. De ahí que el resultado no le importa; sólo deja fluir su espíritu con libertad y claridad. En su obra, Don Juan le describe a Castaneda lo que podría ser “el perfil del Guerrero”:
“ ‑Una vez te dije que nuestra suerte como hombres es aprender, para bien o para mal ‑repuso‑. Yo he aprendido a ver y te digo que nada importa en realidad; ahora te toca a ti; a lo mejor algún día verás y sabrás si las cosas importan o no. Para mí nada importa, pero capaz para ti importe todo. Ya deberías saber a estas alturas que un hombre de conocimiento vive de actuar, no de pensar en actuar, ni de pensar qué pensará cuando termine de actuar.“Por eso un hombre de conocimiento elige un camino con corazón y lo sigue: y luego mira y se regocija y ríe; y luego ve y sabe".
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