Del griego "eudaimonía" (felicidad) el término se aplica, en general, a toda teoría ética que considera que la felicidad es el bien que buscan por naturaleza los seres humanos. En este sentido, todas las éticas de la antigüedad clásica comparten dicha característica, diferenciándose a la hora de determinar en qué consiste la felicidad, de la que ofrecen distintas concepciones: la fortuna, la abundancia de bienes materiales, el placer, la dicha interior, la rectitud moral, la sabiduría o la serenidad de ánimo...
No obstante, el término se asocia preferentemente a la teoría ética de Aristóteles, a la que habitualmente se denomina, sin más especificaciones, eudemonismo. Según él, la consecución de la felicidad (la vida buena, la vida feliz) es el resultado de la acción humana, a la que se puede acceder por la práctica de las virtudes éticas (regulando la conducta por la regla del término medio) y las vitudes dianoéticas (de las que la forma parte la prudencia) que conducen a la sabiduría, el estado ideal de felicidad.
No obstante, el término se asocia preferentemente a la teoría ética de Aristóteles, a la que habitualmente se denomina, sin más especificaciones, eudemonismo. Según él, la consecución de la felicidad (la vida buena, la vida feliz) es el resultado de la acción humana, a la que se puede acceder por la práctica de las virtudes éticas (regulando la conducta por la regla del término medio) y las vitudes dianoéticas (de las que la forma parte la prudencia) que conducen a la sabiduría, el estado ideal de felicidad.
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